El petróleo WTI (West Texas Intermediate) retrocedió 0,9% durante la jornada del jueves y se ubicó en US$61,8 por barril, alcanzando el nivel más bajo en más de tres semanas. Esta caída se explica principalmente por las expectativas de una mayor oferta global de crudo, tras trascender que la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados) evalúa incrementar la producción en 500.000 barriles diarios por mes, lo que aliviaría las restricciones de oferta que el cartel ha mantenido durante los últimos años.
Las perspectivas de un exceso de crudo en el mercado durante 2025 fueron alertadas tanto por la Agencia Internacional de Energía (AIE) como por TotalEnergies, agregando presión bajista sobre los precios. Adicionalmente, la producción estadounidense alcanzó un récord histórico en julio, consolidando a Estados Unidos como el mayor productor mundial de petróleo y aumentando la oferta disponible en el mercado global. Arabia Saudita, el líder tradicional de la OPEP, mantiene una postura cautelosa ante estos desarrollos, evaluando cuidadosamente los efectos que un incremento de producción podría tener sobre los precios del crudo.
Las restricciones rusas a la exportación de combustibles brindaron escaso apoyo al mercado petrolero, resultando insuficientes para contrarrestar las presiones bajistas provenientes del lado de la oferta. En el segmento agrícola, la situación fue diferente: la soja registró un avance del 1,3% y cerró en US$373 por tonelada, impulsada por factores climáticos y de demanda que favorecieron a este commodity. La divergencia entre el comportamiento del petróleo y los productos agrícolas refleja las dinámicas específicas de cada mercado y los diferentes factores de oferta y demanda que los afectan.