Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone nuevos aranceles a importaciones provenientes de 69 países, con incrementos que oscilan entre 10% y 41%. Canadá y Taiwán figuran entre los países más afectados por estas medidas proteccionistas, mientras que México logró evitar temporalmente un arancel del 30% tras una conversación telefónica entre Trump y la presidenta Sheinbaum.
La medida responde, según la argumentación oficial, a desequilibrios comerciales y amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos. El impacto de estas políticas arancelarias ya se refleja en el incremento de precios de bienes durables y ropa en el mercado doméstico estadounidense, añadiendo presiones inflacionarias adicionales a la economía.
Las negociaciones con China continúan desarrollándose contrarreloj hasta el 12 de agosto, fecha límite establecida para alcanzar acuerdos que podrían modificar el panorama arancelario actual. La implementación de estas medidas comerciales genera incertidumbre en los mercados globales y plantea interrogantes sobre las cadenas de suministro internacionales en diversos sectores industriales.