La sorpresiva decisión del presidente estadounidense Donald Trump de pausar los fuertes aranceles que acababa de imponer a decenas de países provocó un gran salto en las bolsas mundiales, aunque simultáneamente intensificó la guerra comercial con China. Este cambio de postura se produjo menos de 24 horas después de la entrada en vigor de los nuevos gravámenes a la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, afirmó que la corrección había sido el plan desde el principio para obligar a los países a sentarse a la mesa de negociaciones. Sin embargo, el propio Trump posteriormente reconoció que la reacción negativa de los mercados desde sus anuncios del 2 de abril había influido en su razonamiento, declarando: «Hay que ser flexible«. A pesar de esta concesión general, la administración mantuvo e incluso incrementó la presión sobre China, elevando inmediatamente el arancel a las importaciones chinas al 125%, desde el 104% que había entrado en vigor previamente.
En respuesta, Pekín impuso aranceles del 84% a las importaciones estadounidenses para contrarrestar las medidas de Trump y ha prometido «luchar hasta el final» en una escalada comercial entre las dos principales economías del mundo. Mientras tanto, el arancel general del 10% sobre casi todas las importaciones estadounidenses seguirá vigente, según informó la Casa Blanca, así como los gravámenes ya existentes sobre automóviles, acero y aluminio. Esta situación configura un escenario de aparente distensión con la mayoría de socios comerciales pero de intensificación del conflicto específicamente con China, generando volatilidad en los mercados globales.