El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, implementó una significativa reducción de aranceles a automóviles y autopartes específicamente dirigida a beneficiar a las compañías automotrices locales. La disposición, publicada mediante un comunicado oficial de la Casa Blanca, mantiene el arancel general del 25% para los vehículos importados completos, pero establece importantes excepciones para los productores estadounidenses que necesitan importar componentes para la fabricación local.
La nueva política arancelaria busca incentivar la producción doméstica, evitando la acumulación de sobrecostos para los fabricantes estadounidenses que requieren importar partes para su cadena productiva. El comunicado presidencial enfatiza que, si se fabrican automóviles en territorio estadounidense con un contenido del 85% proveniente de Estados Unidos o bien del USMCA (tratado de libre comercio entre EE.UU., Canadá y México), el fabricante quedará exento de aranceles durante el primer año de la medida.
Esta decisión se enmarca en la estrategia económica proteccionista de la administración Trump, que busca fortalecer la industria manufacturera nacional y generar empleos en el sector automotriz estadounidense. La medida refleja una política comercial selectiva que mantiene barreras para productos finales importados mientras flexibiliza las condiciones para insumos que son incorporados a la producción local, alineándose con el enfoque de «America First» que ha caracterizado la política económica del actual gobierno norteamericano.