El presidente Donald Trump ha escalado su campaña para ejercer mayor influencia sobre la Reserva Federal al exigir la renuncia de la gobernadora Lisa Cook por alegaciones de fraude hipotecario. Las acusaciones, realizadas por el director de la Agencia Federal de Financiamiento de Vivienda, Bill Pulte, señalan que Cook habría declarado como residencia principal tanto un condominio en Atlanta como su hogar en Michigan para obtener condiciones preferenciales en préstamos durante 2021, antes de su nombramiento al banco central.
Según reportes del Wall Street Journal, Trump estaría considerando activamente intentar despedirla, mientras que el Departamento de Justicia confirmó que está tomando el asunto «muy en serio». Los documentos financieros federales de Cook revelan tres hipotecas contratadas en 2021 con tasas competitivas pero dentro de los rangos de mercado de la época. Los demócratas han denunciado el ataque como un intento deliberado de socavar la independencia de la Fed y reemplazar a Cook con un «leal no calificado».
La controversia se enmarca en un patrón más amplio de la administración Trump para utilizar investigaciones de fraude hipotecario contra opositores políticos, incluyendo casos similares contra la fiscal general de Nueva York, Letitia James, y el senador demócrata Adam Schiff. La situación complica los esfuerzos de Trump por controlar el directorio de siete miembros, donde actualmente solo dos fueron designados por él, y destaca la tensión creciente entre la Casa Blanca y una institución diseñada para operar independientemente del poder político.