Donald Trump descartó oficialmente a Scott Bessent como posible reemplazo de Adriana Kugler en la Junta de la Reserva Federal tras su renuncia anticipada. El presidente busca nominar a una figura con potencial para suceder a Jerome Powell en la presidencia de la Fed, con nombres como Hassett, Warsh y Waller emergiendo como candidatos, siendo este último conocido por su postura favorable a las bajas de tasas.
En una decisión controvertida, Trump despidió sin presentar pruebas a la jefa del Bureau of Labor Statistics (BLS), Erika McEntarfer, acusándola de manipular datos de empleo. Esta medida generó preocupación global sobre la integridad estadística de Estados Unidos, considerando que el BLS es responsable de producir indicadores económicos clave que influyen en las decisiones de política monetaria y los mercados financieros internacionales.
Expertos en política monetaria advierten que la designación de figuras políticamente leales tanto en la Fed como en el BLS podría dañar significativamente la credibilidad institucional de Estados Unidos. La independencia de estas instituciones ha sido históricamente fundamental para mantener la confianza de los mercados internacionales. Cualquier nuevo nombramiento deberá pasar por la aprobación del Senado, donde la oposición podría presentar resistencia a candidatos considerados como políticamente comprometidos.