El Senado estadounidense votó en contra del plan de California que prohibía la venta de vehículos exclusivamente a gasolina a partir de 2035. Esta decisión revoca una autorización previa de la Agencia de Protección Ambiental y representa un triunfo significativo para fabricantes como General Motors y Toyota.
La votación constituye una derrota para los impulsores de políticas climáticas más agresivas y abre la puerta para que el presidente Donald Trump defina el destino final de la medida. Esta decisión se enmarca en un contexto más amplio de revisión de las regulaciones ambientales a nivel federal.
En paralelo, la Cámara Baja avanzó con un proyecto que elimina el crédito fiscal de USD 7.500 para autos eléctricos, impone un cargo anual de USD 250 y elimina incentivos a la producción de baterías desde 2028. Estas medidas representan un cambio sustancial en la política de incentivos para la transición energética del sector automotriz, lo que podría impactar significativamente en las estrategias de inversión y desarrollo de las empresas del sector hacia las tecnologías verdes.