La Reserva Federal de Estados Unidos se prepara para su próxima reunión de política monetaria en un contexto de incertidumbre inusual, debido al cierre del gobierno federal que ha suspendido la publicación de datos económicos clave. Esta situación representa un desafío significativo para los responsables de la política monetaria, quienes se encuentran divididos sobre qué riesgos económicos merecen mayor atención en el actual escenario macroeconómico.
No se han publicado datos oficiales de empleo desde que comenzó el cierre del gobierno federal el 1 de octubre, aunque la información disponible sugiere un crecimiento laboral débil. Los propios informes económicos de la Reserva Federal, que continúan siendo elaborados por el banco central autofinanciado, mostraron posibles grietas en el gasto del consumidor estadounidense, mientras que las recientes encuestas de confianza empresarial apuntaron a una desaceleración en la actividad económica.
Sin embargo, el panorama presenta señales contradictorias que complican la toma de decisiones. Las empresas advierten sobre próximos aumentos de precios en un momento en que la inflación se sitúa por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal. Paralelamente, las estimaciones del crecimiento económico general se están mejorando a medida que el alcance de la inversión empresarial se vuelve más claro. Los economistas comenzaron a señalar una posible reactivación económica para el próximo año, impulsada por las nuevas leyes fiscales, incluidas las exclusiones de propinas e ingresos por horas extras, que aumentarían los reembolsos fiscales de los hogares.

