La economía estadounidense mostró signos de enfriamiento al registrar una contracción del 0,3% trimestral anualizado en el primer trimestre de 2025, según los datos oficiales publicados recientemente. Este resultado marca un notable contraste con el crecimiento del 2,4% que había experimentado durante el último trimestre de 2024, evidenciando un cambio significativo en la dinámica económica del país.
El retroceso económico fue ligeramente superior a las expectativas del consenso de mercado, que proyectaba una caída del 0,2%. Sin embargo, lo más llamativo del panorama previo a la publicación del dato fue la amplia dispersión en las estimaciones de los principales pronosticadores relevados por Bloomberg, que iban desde una contracción del 1,8% hasta una expansión del 0,5%. Esta divergencia reflejó el alto grado de incertidumbre que enfrentan los analistas ante el comportamiento de la economía norteamericana en un contexto de políticas comerciales cambiantes y tensiones geopolíticas.
La situación llevó incluso a que diferentes entidades de la Reserva Federal desarrollaran enfoques distintos para sus proyecciones. Mientras la Fed de Atlanta implementó un nuevo modelo de estimación con proyecciones más moderadas (-1,5% frente al -2,7% de su modelo tradicional), la Fed de Nueva York había proyectado un crecimiento del 2,6%, marcando un contraste extremadamente pronunciado. Estas divergencias entre los distintos organismos de la Reserva Federal subrayan la complejidad del momento económico actual y las dificultades para anticipar el impacto combinado de factores como las políticas comerciales, las tensiones internacionales y las decisiones de política monetaria sobre el crecimiento económico.