Moody’s tomó la decisión de rebajar la calificación crediticia de Estados Unidos de Aaa a Aa1, citando como principales factores el aumento sostenido de la deuda federal y los crecientes pagos de intereses. Con esta acción, la agencia se alinea con las rebajas previas de Fitch en 2023 y S&P en 2011, mientras que DBRS mantiene su calificación máxima de AAA.
La agencia crediticia proyecta un escenario preocupante para las finanzas públicas estadounidenses: la deuda federal podría alcanzar el 134% del PBI en 2035, partiendo del actual 98% en 2024. Simultáneamente, el déficit fiscal se incrementaría al 9% del PBI, desde el 6,4% actual, impulsado principalmente por el mayor gasto social, el pago de intereses y los recortes impositivos.
A pesar de la rebaja, Moody’s modificó la perspectiva de negativa a estable. Esta calificación crediticia resulta fundamental para los inversores institucionales que evalúan la solvencia del país, afectando directamente el costo del endeudamiento de Estados Unidos y la percepción de riesgo en los mercados financieros globales.