Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, se prepara para ofrecer su discurso en Jackson Hole en un contexto de gran incertidumbre sobre la política monetaria estadounidense. El titular de la Fed enfrenta un dilema crítico entre mantener la lucha contra la inflación o priorizar la estabilidad del mercado laboral, en medio de señales económicas contradictorias.
Los datos económicos recientes han mostrado señales mixtas que complican la estrategia de la Fed basada en información empírica. Powell debe decidir entre dos enfoques históricos: seguir la línea dura contra la inflación de Paul Volcker o adoptar la mirada más flexible de Alan Greenspan, enfocada en apoyar el crecimiento económico pese a los riesgos inflacionarios. La inflación actual se ubica 1 punto porcentual por encima del objetivo del 2%, mientras que tanto inversores como la administración Trump esperan recortes de tasas en septiembre.
Al interior de la Reserva Federal no existe consenso: algunos miembros consideran más peligroso el repunte inflacionario, mientras otros priorizan el aumento del desempleo. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha cuestionado la excesiva dependencia de datos de la Fed, sugiriendo una actuación más preventiva. Entre los posibles sucesores de Powell, Christopher Waller respalda un recorte inmediato para proteger el empleo, contrastando con quienes prefieren esperar mayor confirmación de los datos económicos.