Intel Corporation presentó sus resultados financieros correspondientes al primer trimestre de 2025, con cifras que superaron modestamente las expectativas del mercado. La compañía reportó un beneficio por acción ajustado de USD 0,13, por encima de las proyecciones, mientras que sus ingresos alcanzaron los USD 12.700 millones, también superando las estimaciones de los analistas.
A pesar de registrar una pérdida neta bajo los principios contables generalmente aceptados (GAAP), la empresa logró mantener un beneficio por acción positivo en términos no-GAAP, destacando importantes avances en la ejecución de su estrategia corporativa y la implementación de medidas de eficiencia de costos. La dirección enfatizó que continúa invirtiendo tanto en sus negocios principales de procesadores como en su segmento de fundición (foundry), parte central de su plan de transformación a largo plazo.

Sin embargo, la recepción del mercado a estos resultados fue decididamente negativa, con las acciones de Intel mostrando una caída del 7,4% en las operaciones previas a la apertura del mercado. Este comportamiento refleja la persistente preocupación de los inversores sobre la capacidad de la compañía para competir efectivamente en un mercado de semiconductores cada vez más competitivo, donde rivales como AMD y Nvidia continúan ganando cuota de mercado en segmentos críticos como centros de datos e inteligencia artificial.