El consumo en el mercado argentino continúa mostrando señales de debilidad, con una caída sostenida en las ventas minoristas. La combinación de una inflación elevada, altas tasas de interés y la pérdida de poder adquisitivo ha afectado la demanda interna, golpeando especialmente a los sectores de alimentos, indumentaria y electrodomésticos.
Según datos recientes, las ventas en supermercados y comercios de proximidad han registrado una retracción superior al 8% interanual, mientras que el sector de electrodomésticos sufrió una caída del 12%. En un contexto donde los ingresos reales de los trabajadores no logran equiparar la inflación, el consumo se encuentra en una fase de contracción que podría profundizarse en los próximos meses.
Analistas advierten que la estabilidad del consumo dependerá de medidas concretas que permitan recomponer los ingresos de la población. Además, el nivel de financiamiento y el acceso al crédito juegan un rol clave en la recuperación del sector.