Los índices PMI del sector servicios estadounidense presentaron señales mixtas para agosto, con el PMI del ISM cayendo a 50,1, apenas por encima del umbral de expansión de 50 puntos, mientras que el PMI de S&P subió a 55,1, superando las expectativas del mercado. Esta divergencia refleja diferentes metodologías de medición pero coincide en señalar una desaceleración en el dinamismo del sector servicios.
Los nuevos pedidos experimentaron una caída significativa a 50,3, mientras que el componente empleo marcó 46,4, el nivel más bajo desde marzo, indicando contracción en la creación de puestos de trabajo en el sector. Esta debilidad en el empleo se alinea con el reciente reporte laboral poco favorable y refuerza las preocupaciones sobre la fortaleza del mercado laboral estadounidense.
La principal preocupación surge del índice de precios pagados, que subió a 69,9, alcanzando su mayor nivel desde octubre de 2022. Este incremento amenaza la moderación inflacionaria en el sector servicios y reaviva el riesgo de estanflación, un escenario donde la inflación persiste mientras la actividad económica se desacelera. El dato intensifica el dilema interno en la Reserva Federal entre combatir la inflación o proteger el empleo, especialmente en un contexto donde ambos objetivos parecen estar en conflicto directo.