Trump y Xi Jinping mantuvieron conversaciones diplomáticas donde coincidieron en reactivar el diálogo bilateral entre ambas potencias. A pesar del tono más conciliador, persisten diferencias estructurales en temas críticos como las restricciones tecnológicas y la situación de Taiwán.
La reanudación del canal bilateral fue recibida positivamente por los mercados financieros globales, que interpretan este acercamiento como una señal de reducción de tensiones geopolíticas. Sin embargo, los temas de fondo que han generado fricciones entre ambos países mantienen su complejidad.
Las relaciones EE.UU.-China representan un factor crucial para la estabilidad económica global. La guerra comercial y las restricciones tecnológicas han impactado significativamente en las cadenas de suministro y el comercio internacional. Este reinicio del diálogo podría marcar el inicio de una nueva fase en las relaciones bilaterales, aunque los desafíos estructurales requieren soluciones de largo plazo.