China rechazó enérgicamente la reciente amenaza del presidente Donald Trump de aplicar aranceles del 50% a productos chinos, calificando esta medida como «acoso económico» y «proteccionismo«. Aunque las autoridades chinas no especificaron exactamente cómo responderán a esta nueva amenaza, advirtieron de manera contundente que defenderán sus intereses comerciales frente a lo que consideran políticas unilaterales por parte de Estados Unidos.
La advertencia de Trump surgió como respuesta a una medida similar tomada previamente por China, en un escalamiento del conflicto comercial entre las dos mayores economías del mundo. Un arancel del 50% afectaría productos chinos por un valor aproximado de USD 18.000 millones anuales, según las estimaciones disponibles. Pekín criticó específicamente que Estados Unidos utilice el argumento de reciprocidad para perseguir fines egoístas, señalando que estas acciones constituyen una clara violación de las reglas establecidas por la Organización Mundial del Comercio.
Este intercambio de amenazas arancelarias representa una nueva fase en las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, que podrían tener repercusiones significativas en la economía global. El conflicto no solo afecta a las cadenas de suministro y a los precios para los consumidores, sino que también genera incertidumbre en los mercados financieros, como se ha evidenciado en la reciente volatilidad experimentada por las principales bolsas mundiales y en el comportamiento de los bonos del Tesoro estadounidense.