Celulosa Argentina (CELU) atraviesa la crisis más severa de su historia empresarial, reportando una pérdida integral de $172.634 millones y mostrando un patrimonio neto negativo de $23.774 millones. Esta situación configura un escenario de quiebra técnica según las disposiciones de la Ley de Sociedades Comerciales, poniendo en riesgo la continuidad operativa de la compañía.
Los ingresos de la empresa cayeron drásticamente un 44%, alcanzando los $258.637 millones, sin que se produjera un ajuste proporcional en la estructura de costos operativos. Esta descompensación resultó en un resultado bruto negativo de $44.224 millones, evidenciando serios problemas en la gestión de eficiencia operativa. El panorama se agrava al observar que el resultado operativo pasó de una ganancia de $64.650 millones en 2024 a una pérdida de $80.318 millones.
El EBITDA de Celulosa Argentina experimentó un desplome dramático, pasando de $101.973 millones positivos a un déficit de $20.146 millones. La dirección de la compañía ha reconocido públicamente que la continuidad empresarial depende fundamentalmente de lograr una reestructuración integral de su deuda y conseguir nuevos inversores dispuestos a aportar capital fresco. La situación se complica adicionalmente con un pedido de quiebra judicial presentado por un acreedor principal, mientras que el auditor externo se abstuvo de validar los estados contables debido a la incertidumbre sobre la viabilidad futura de la empresa.