Se prevé que el crecimiento económico de Brasil experimente una significativa desaceleración durante el segundo semestre de 2025, principalmente afectado por las altas tasas de interés y la creciente preocupación por la reorganización del comercio mundial impulsada por Estados Unidos. Este enfriamiento económico se produciría tras un primer semestre relativamente positivo, favorecido por la recuperación del sector agrícola después de un período de severa sequía.
Las proyecciones indican que la principal economía de América Latina crecerá aproximadamente un 2% en 2025, cifra considerablemente inferior al 3,4% registrado el año anterior, mientras que para 2026 se anticipa una expansión aún más modesta del 1,6%. El sector agropecuario brasileño ha mostrado una notable recuperación con volúmenes robustos en la producción de carne vacuna, soja y otros cultivos, impulsados tanto por la demanda interna como por las exportaciones, especialmente hacia China, su principal socio comercial.
En contraste, la producción industrial continúa enfrentando dificultades derivadas de la política monetaria restrictiva implementada por el Banco Central de Brasil. Se estima que la tasa de referencia Selic alcanzará un nivel de aproximadamente 15% durante este trimestre, marcando un máximo de casi dos décadas, y permanecerá en ese nivel hasta finales de 2025. En cuanto a la inflación, las proyecciones apuntan a un promedio anual del 5,4% para este año y del 4,5% en 2026, superando el 4,4% registrado en 2024. Este panorama económico podría motivar al gobierno a incrementar el gasto público para estimular la actividad económica, considerando que las próximas elecciones se celebrarán en un año y medio.