Las tasas de interés de los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo han experimentado un incremento sostenido desde el 4 de abril, perdiendo parcialmente su tradicional rol como activo refugio en momentos de incertidumbre. Este comportamiento responde a una combinación de factores estructurales y coyunturales que están reconfigurando la dinámica del mercado de renta fija global.
Entre los principales elementos que explican esta tendencia se encuentran las crecientes expectativas de estanflación derivadas de potenciales aumentos en aranceles comerciales, importantes cambios en el posicionamiento de inversores institucionales a nivel global, la venta de bonos por parte de tenedores extranjeros, preocupaciones fiscales relacionadas con el persistente déficit presupuestario estadounidense, y una mayor presión política sobre las decisiones de la Reserva Federal. Estos factores han contribuido a elevar las primas de riesgo que los inversores exigen para mantener instrumentos de deuda a largo plazo.
El análisis técnico de este repunte de tasas indica que responde principalmente a un aumento en el premio por tiempo más que a un incremento en las expectativas de inflación a corto plazo. En este contexto de mercado, los bonos del Tesoro con vencimientos de hasta 5 años continúan ofreciendo cierto nivel de protección para inversores conservadores, mientras que para aquellos con mayor tolerancia al riesgo, los bonos de mercados emergentes y corporativos de calificación crediticia más baja siguen presentando oportunidades de rendimiento. Sin embargo, el entorno de tasas volátiles sugiere mantener cautela respecto a la duración de las carteras de renta fija.