El gobierno de China anunció un importante paquete de estímulo fiscal orientado a reactivar sectores clave de su economía, con especial énfasis en el alicaído mercado inmobiliario. Las medidas incluyen una significativa inyección de fondos equivalente al 2,5% del PIB destinados principalmente a proyectos de infraestructura urbana, subsidios para compradores de primera vivienda y un programa de compra de inmuebles no vendidos por parte de entidades estatales.
El anuncio se produce tras la publicación de datos económicos que muestran una desaceleración mayor a la esperada en varios indicadores clave como la inversión en activos fijos, las ventas minoristas y la producción industrial. El sector inmobiliario, que representa aproximadamente el 25% del PIB chino, ha sido particularmente afectado por la crisis de liquidez que enfrentan importantes desarrolladores y la caída en los precios de las propiedades en ciudades de segundo y tercer nivel.
Complementando estas iniciativas fiscales, el Banco Popular de China (PBoC) redujo el coeficiente de reservas obligatorias para instituciones financieras en 50 puntos básicos, liberando aproximadamente 900.000 millones de yuanes (cerca de 140.000 millones de dólares) para préstamos. Las autoridades también anunciaron medidas para facilitar el refinanciamiento de deudas de los gobiernos locales, que enfrentan crecientes dificultades para cumplir con sus obligaciones. Estos estímulos reflejan la determinación del gobierno del presidente Xi Jinping de alcanzar la meta de crecimiento establecida para este año, en un contexto internacional complejo marcado por tensiones comerciales y geopolíticas.