Apple presentó su nueva línea de iPhone 17, con el debut del iPhone Air, un modelo ultradelgado equipado con el procesador A19 Pro y un precio inicial de 999 dólares. La compañía optó por mantener precios estables, absorbiendo los mayores costos derivados de los aranceles, en un intento de reforzar su competitividad frente a Samsung, Google y los fabricantes chinos.
La reacción del mercado fue tibia, con las acciones de Apple cayendo alrededor del 1,5% tras el anuncio. Los títulos de proveedores como Broadcom y Qualcomm también retrocedieron, luego de confirmarse que Apple avanzó con el desarrollo de chips propios para conectividad. La apuesta por no trasladar las tarifas a los consumidores refleja la prioridad de defender su posición en China.
En cuanto a inteligencia artificial, la firma mantuvo un bajo perfil, apoyándose en su alianza con OpenAI en lugar de disputar directamente el liderazgo en modelos generativos, un terreno donde Google mantiene la delantera con Gemini. Los lanzamientos de nuevos AirPods Pro con traducción en tiempo real y de un Apple Watch con monitor de presión arterial fueron interpretados como mejoras incrementales más que innovaciones disruptivas.