La inflación argentina mostró una aceleración marginal en julio, con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registrando un incremento mensual del 1,9%, superando ligeramente las expectativas del mercado que apuntaban a un 1,8%. Este resultado llevó la inflación acumulada en el año al 17,3% y la interanual al 36,6%, con una tasa anualizada del 25,34%.
Los sectores que lideraron el incremento de precios fueron Recreación y cultura con un aumento del 4,8%, seguido por Transporte con 2,8%. Sin embargo, el dato más relevante para la política monetaria fue el comportamiento del IPC núcleo, que registró un incremento del 1,5%, marcando el nivel más bajo desde enero de 2018. Esta desaceleración en la inflación subyacente confirma la efectividad de la política monetaria restrictiva implementada por el Banco Central.
La diferencia de 40 puntos básicos entre la inflación general (1,9%) y el núcleo (1,5%) responde principalmente a shocks de oferta y ajustes tarifarios, factores que típicamente no afectan la convergencia inflacionaria de mediano plazo. Esta dinámica sugiere que los componentes más volátiles de la canasta están ejerciendo presión al alza, mientras que los precios subyacentes muestran una clara tendencia hacia la desaceleración.