La Reserva Federal se reunirá esta semana en un contexto tenso. Si bien el consenso mayoritario dentro del FOMC es mantener la tasa sin cambios, se anticipa una votación dividida. Dos gobernadores cercanos a Trump, Christopher Waller y Michelle Bowman, podrían votar por un recorte de 25 puntos básicos, argumentando señales de debilidad en el mercado laboral y desaceleración en la contratación privada.
La inflación se mantiene en 3,5%, y los aranceles en niveles históricos agregan presión inflacionaria, lo que refuerza la postura cautelosa de la mayoría del comité. El panorama económico presenta señales mixtas: el PBI nominal superaría los USD 30 billones en el segundo trimestre, sostenido por el consumo privado, pero la inversión en bienes de capital cayó en junio y el sector manufacturero se desacelera.
Aunque hay cierta mejora en el crédito bancario y el uso de la capacidad instalada, la tasa hipotecaria cercana al 7% sigue afectando al sector inmobiliario. La reunión será clave para entender si la Fed empieza a virar hacia un sesgo más flexible o mantiene su enfoque prudente ante la persistente incertidumbre fiscal y comercial.