El déficit de cuenta corriente de Estados Unidos registró una ampliación significativa del 44,3% durante el primer trimestre de 2025, alcanzando los USD 450.200 millones y superando las proyecciones del consenso de analistas. Este deterioro se explicó principalmente por el incremento en las importaciones de bienes, con particular énfasis en productos no monetarios y farmacéuticos.
El desequilibrio también se vio influenciado por una reducción en el superávit de servicios, tradicionalmente un componente favorable para la balanza estadounidense. Adicionalmente, la balanza de ingresos primarios experimentó un cambio estructural al pasar de superávit a déficit, mientras que el rojo en ingresos secundarios se redujo de manera parcial.
Este deterioro en la cuenta corriente refleja las dinámicas comerciales de la primera economía mundial, donde el incremento en la demanda interna de productos importados ha superado la capacidad exportadora. El dato cobra particular relevancia en un contexto de tensiones comerciales globales y políticas proteccionistas que caracterizan las relaciones económicas internacionales actuales.